jueves, 11 de julio de 2019

Ánimas

Iba andando solo, conocía bien el camino, pero dudaba de su destino, si su casa o algún otro sitio, como podrían ser su pasado o su futuro, la esperanza o algún otro augurio.
Era un hombre curtido por el tiempo, en sí decía que esa era su edad, según él los números no reflejaban la verdad. Iba solo, de la mano de "la soledad" cuando se cruzaba con alguien bromeaba: "aquí mi compañía, lo único que tiene de valor es su nombre de mujer, nunca me abandona ni creo que ya lo haga, me estoy planteando el empezar a apreciarla"
En su caminar se cuestionaba muchas dudas, pensaba ¿si los caminos tienen desvíos, bifurcaciones, cruces, cómo elegir el correcto cuando no lo sabes? Si eliges el erróneo te puedes perder, y, si escoges el correcto lo debes aprender para no olvidarlo nunca. Este discurso, u otros similares, eran su continuo trajín "los Picos altos me atraen, si no me da mal de altura o vértigo, por andar casi sin suelo, también me gustan las nuevas experiencias, si no me veo atrapado en ellas".
Por estos entonces la mochila la llevaba vacía, únicamente tres llaves, una era la de su casa, las otras dos muy antiguas, sin apenas brillo, parecían de una época anterior, las tenía para proteger dos arcones. En uno guardaba los recuerdos agradables en el otro los tristes, al primero lo cerraba con la llave para asegurarse que no los perdería, al segundo ni le bajaba la tapa, pensaba que así, tal vez, algún día se habrían ido.
Cuando estaba activo su vida era como ir por una autopista, sin límite de velocidad, cada vez más deprisa, había que seguir y seguir, no daba tiempo a volver la cabeza para mirar atrás, así pasaban los años, los acontecimientos. El arcón triste se saturaba, el arcón alegre iba más despacito, con frecuencia lo tenía con la llave echada durante algún tiempo, aún así decía que se sentía bien, no se atrevía a decir la palabra "feliz"
Empleó buena parte de su pequeño tiempo libre planteándose, como él decía, cuestiones "filosóficas, metafísicas, e incluso, parapsicológicas, como: por qué salud y enfermedad y no solo la primera, por qué rico y pobre si somos todos iguales, por qué feliz y triste...bueno, ahí sí, tengo mis arcones..."
Desde hace mucho tiempo su espíritu deambula por el firmamento, aún confía tener las respuestas que no obtuvo en su momento. Hay quien dice que alguna noche de luna llena, cuando el cielo se ilumina, se ve una silueta humana trepando distintos astros y que, de vez en cuando, se para, se quita la mochila de la espalda, mira en su interior...y sonríe.

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