jueves, 11 de julio de 2019

Pasado cercano


El tiempo lo medía un reloj sin manecillas, los minutos eran el transcurso de ese tiempo y las horas eran de un minuto. Estaba cayendo el último rayo de sol, su pensamiento también estaba con una única idea, iba conduciendo más pendiente de sus adentros que del volante, era un conductor experto, profesionalmente casi vivía de la carretera, aún así, conducía por inercia, con la atención dispersa. Sus pensamientos se iban moviendo al compás del volante, circulaba por un puerto de montaña, mente y coche hacían los mismos giros.Ya se había echado la noche y aún no tenía decidido qué hacer, dónde ir, no iba deprisa, por esta vez, debía ser producto del cansancio porque habitualmente, y por necesidad de ganar tiempo, sí lo hacía.  Ahora estaba de descanso por una zona donde tenía cerca tanto el mar como la montaña, los días que llevaba por allí hacía esto, ponerse a conducir sin rumbo fijo, quemaba kilómetros en el vacío, sin destino o tal vez que no quería llegar a uno en concreto, lo conocía pero al final lo eludía.
Todas las tardes repetía la misma rutina, incluyendo que cuando volvía al apartamento también, mecánicamente, cogía aquel libro, el que empezó a leer hacia tiempo, se lo había regalado su amiga, pero se veía incapaz de terminarlo, era como un amuleto, un regalo que le servía de representación de la persona que se lo regaló, pero pensaba que si lo leía completo se acabaría todo, pues el tema del libro era de una despedida, de un "hasta nunca" y tenía miedo de que con él también fuese así.  Los dos eran personas de carácter y, a la vez, muy apasionadas en el amor, esto había hecho que hubiesen tenido grandes diferencias en el diario lo mismo que grandísimos encuentros en la pasión.
Una de esas tardes se acercó al pueblo donde estaba ella, paró el coche enfrente a su casa, a poco de llegar vio su figura por la ventana, estaba tomando una taza de té, seguro que era té, porque se había aficionado a tomarlo años atrás cuando hicieron un viaje por Inglaterra, fue siguiendo el movimiento de acercarse la taza a la boca, sorbos pequeños, cada minuto aproximadamente, no tenía dudas, era ella. Mientras tanto el motor del coche seguía funcionando, dudaba si pararlo o no, dudaba de qué hacer...estaba cayendo el último rayo de sol, como su pensamiento, él también estaba con una única idea, seguir o no.

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