viernes, 12 de julio de 2019

Carácter particular


Por las noches rezongaba en voz alta antes de dormirse, aunque desde hacía mucho tiempo no era creyente, parecería que rezaba, pensaba que tenía que comunicarse con alguien a esas horas, aunque solo fuese con la propia oscuridad, ¿por qué no? se decía a sí mismo ¿es que la parte de la vida que no se ve no tiene derecho a una atención? ¿a que haya quien se dirija a ella, aunque parezca que sea en forma de sermón?
Era un hombre enjuto y testarudo, pues si los límites de una hacienda que tenía decía que eran hasta donde él pensaba, ya le podían enseñar escrituras legales que no, que se ponía encima de una línea y de ahí no le movían, razonaran lo que razonaran. Si cuando sacaba su ganado a pastar tenía que atravesar un terreno ajeno para llegar a un arroyo lo hacía una y otra vez, por más que le llamasen la atención, y que le recordaran la proximidad de un abrevadero.
Pasaba muchas horas por el monte, había recorrido tantas veces el mismo camino que se había quedado marcado un sendero al que puso el nombre de "destino". En la parte alta de alguna pequeña colina, mientras el ganado comía, solía meterse en una especie de nebulosa de pensamientos y sentimientos, tanto positivos como negativos, los barajaba como si fueran naipes en manos del mejor crupier, sopesaba cada idea y cada afecto. Lo mismo evaluaba, una vez más, una decisión sobre unas tierras tomada en tiempos pasados, que sobre la ruptura con la chica que estuvo en noviazgo y que de esta relación solo quedaban algunas fotografías en negro y blanco.
Para él fue una relación muy completa, se encontraba muy bien, pero su carácter difícil de sobrellevar, tendiendo a ser arisco, no mala persona, hacía que esta segunda cualidad quedase ensombrecida, por no decir que desaparecía ante el juicio de quien le rodeaba. Mostrarse afable, bondadoso, cercano, para él era una auténtica debilidad que no se permitía, de ahí su postura crítica y distante, de ahí también que, a solas, estuviese en un continuo debate, asemejaría al pensamiento del poeta " en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas" aunque en su caso solo había “belicismo”, aun así lo que más deseaba era la paz, la tranquilidad, el sosiego.
El pueblo donde vivía era pequeño, todos se conocían, sabían de sus virtudes y sus defectos. Si se le valoraba como trabajador se le apartaba por su malhumor, lo perdía todo por ello, si un día mostraba una atención a quien la necesitara, lo hacía de corazón pues, a la vez, estaba pidiendo cariño de forma encubierta, pero enseguida lo envolvía con una apariencia de desagrado. De niño, por su pequeña envergadura y sus orejillas abiertas de lado, hicieron que fuese la mofa de los demás y su reactivo fue el de modelarse en contra de todo y de todos.
Sin saber por qué, un día de mañana, se puso su mejor pantalón de pana, camisa blanca y con un ramito de flores silvestres, se presentó a la puerta de la casa donde vivía su amiga, su novia, y a corazón abierto se manifestó como realmente era, con una sonrisa, pidiendo perdón y ofreciéndole todo su afecto y amor junto con este poemita:

Si quiero escribir un verso
hablo de tu mirada
sólo con ello
escribo una balada,
si quiero escribir un verso
hablo de tus ojos
centellas de invierno
luces de otoño,
si quiero escribir un verso
hablo de tus labios
con forma de beso
mi anhelo diario,
si quiero escribir un verso
hablo de tus manos
caricias de cielo
vuelo de pájaros,
si quiero escribirte a ti
mujer, no hablaré en verso
porque sólo sabré decir
¡te quiero!

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