Lajas de rocas, con forma de misiles, apuntan hacia el cielo, no son
nada belicistas sino que parecen estar buscando el punto más certero de alguna
nube para que descargue algo de agua. Árboles con hojas amarillas, marrones,
también verdes, beberían el agua a sorbetones. Cielo azul, entre azul cielo y
azul celeste, nubes dejándose ver, como cargadas de agua pero, en realidad, ausentes.
Todos ellos van dando forma a un paisaje muy suave, amigable, la naturaleza se
manifiesta en un otoño de primavera, con camiseta, la nieve lo respeta, por su
ausencia. Flora y fauna, sentadas en la puerta de su casa, esperan, a veces
rezan, plegarias de deseo con tintes de consuelo, tienen sed, buscan agua para
beber.
Por las noches, hay reuniones y asambleas en el firmamento, cada astro
da su opinión, excepto el sol, él sabe que puede contribuir a la sequía, pero
no quiere sentirse culpable, alega que es conocida su condición, que no puede
dejar de trabajar, que hacer una huelga no ha lugar, pues la Tierra, en unos
días, se enfriaría y esto sería peor. La luna se defiende, dice que ella por
las noches refresca, no echa agua, tampoco anega, pero que ayuda con su bajada
de temperatura. Las estrellas no quieren compromisos, recuerdan que ellas lucen
cuando el cielo está listo para la tranquilidad, que la noche que llueve, se
van. ¿Y las nubes, dónde están, por qué no acuden a la cita? Hay quien dice que
han ido a por agua, que en el planeta Marte han oído a los terrícolas que la
hay, incluso en abundancia, que han visto a algún bichito de ellos por allí
pero, que como no veían que con esto se pudiese solucionar el problema, ellas
querían aprovechar esa ocasión. Los días, las noches, van pasando, unos con
otros se disculpan, yo hago mi función, dicen, a ver las nubes, es cosa de ellas,
a veces han estado ociosas, incluso, junto con alguna tormenta, han malgastado
agua a destiempo, sin sentido, y ahora ¿qué?
Pasan "las horas luz" (el tiempo en el espacio debe medirse
así), que debo ser yo, que debes ser tú, no hay acuerdo, ni tampoco agua. Algún
astro ingenioso propone que el sol centre todos sus rayos en el agua del mar,
que la luna y algún meteorito sin destino definido, hagan mientras un eclipse,
de esta manera se tiene que evaporar el agua y una vez arriba enfriarla para
que se vuelva a hacer agua, agua de lluvia, ir almacenándola para después
repartirla por partes de la Tierra de mayor a menor necesidad...pero, ¿y las
nubes dónde están, qué hacen? ellas tienen que almacenar el agua, tienen que
transportarla con ayuda del viento, y después ir regando pero que sea despacio,
no torrencialmente, casi mejor localizar nubes pacientes, indulgentes, nada de
nubes inquietas, debe hacerse rápido, pero los aguaceros para otro momento.
Ante estas circunstancias se va viendo la necesidad de un coordinador,
un director, una astro con autoridad al cabo, pero ¿quién? Nadie quiere asumir
esa responsabilidad, pues dicen que, si sale bien ha sido gracias al sol, a la
luna o vaya usted a saber a quién, pero, seguro que si sale mal, no se busca
más, ha sido por el coordinador, director o como se quiera llamar. Otro astro,
como idea recurrente, propone enviar Perseidas que, al ser una lluvia de
estrellas fugaces, podrían soslayar el problema de la sequía, por no burlarse
de tamaño desacierto, únicamente se le expone que además de lluvia hace falta
que sea de agua. No hay ideas claras, tampoco una gobernanza, cada vez es mayor
el trasiego por el espacio abierto. En este ir y venir, otro astro, del
observatorio medioambiental, apunta sobre la necesidad de intervenir con
urgencia para disolver la cantidad de contaminación que están recibiendo desde
fuera. En poco tiempo se pone en marcha un plan de acción en el que la
prioridad es que haya lluvia, mucha lluvia, para la Tierra y que, junto con el
agua vaya un mensaje: "nosotros os cuidamos, cuidarnos también
vosotros"
No hay comentarios:
Publicar un comentario