Iba hablando por su teléfono móvil,
no era guapa, tampoco debe importar nada, de cualquier forma, lo compensaba con
una sonrisa muy elegante, la quietud de sus ojos esbozaba una mirada que a
quien la percibía le trasportaba a la tranquilidad, al sentimiento amigo, al
sosiego, al placer sin saber cuál, daba la sensación de que cualquiera podía
ver con sus ojos y tener la misma quietud en la mirada.
La voz, la palabra, era tan suave
como el silencio, se notaba que acariciaba el aire, se deslizaba por las
partículas de lo etéreo, el mensaje no importaba, compaginaba lo pasajero con
lo eterno, el sí con el no…susurraba.
El tiempo va pasando, mi tiempo
también, tengo la tentación de retrasar el reloj pero ¿a qué hora y de qué día?
pienso que lo mismo en la elección que haga ella no habla, o yo no estoy allí,
lo mismo me trasporto a otro sueño y no, no quiero salir de este, decido seguir
en compañía del paso del tiempo, la fortuna no suele llegar dos veces.
Observo cómo se acerca, se pone a mi
lado, sigue su conversación, aumenta el encanto de lo sencillo, un gesto suyo
llega a ser un pasillo a la ensoñación, no, no es guapa, es mujer, femenina,
mujer.
El tren sigue recorriendo sus venas,
como siempre, va y viene, se cruza con otros trenes, la oscuridad le guía, le
dice qué vía debe seguir, mientras tanto, mi atención se ha perdido, dónde está
el camino, dónde mi norte hasta ese momento, hay gente, mucha gente, bullicio,
mucho bullicio y hasta una chica despampanante, pero ¿qué fue de mi sueño
ambulante, postulante de atención, casi de devoción? Se abren las puertas, giro
la cabeza, veo su figura, es como el contorno de la ilusión...yo también
sentencio que "los sueños, sueños son" y nunca dejarán de serlo
mientras exista quien pueda mecerlos.
Iba en mis adentros
estaba quieto
el mundo no
él escribía versos
dibujaba una silueta
de mujer con alma serena,
escribía un poema
yo, como un borrón,
figuraba en la escena
pedí perdón, me fui,
miré para atrás,
como la mujer de Lot,
siendo ya de sal
no me arrepentí
de haber mirado
de haber escuchado
a una mujer nada guapa
pero con un encanto personal
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