"¡Buenos
días señorita! por favor, su permiso de ensoñación, últimamente no hay tanto
trasiego de ilusiones, pasiones y algún pequeño requiebro como los que usted
lleva. Mire no es normal ir cargada de tanto optimismo y felicidad en los
tiempos que corren. He de decirle que hace no mucho nos pasó lo mismo con un
niño pero, bueno, en aquel caso, se le añadía la ternura, hicimos la vista
gorda y le dejamos con su aventura. Si nos dijese de algún pesar, contratiempo,
malestar, algo que pueda compensar tanto bienestar. Dese cuenta que no es
corriente tanto placer, la mayor parte de la gente si no sufre sí va
arrastrando rémoras de disgustos, a veces añejos, otras de hace poco tiempo,
entiéndalo debe tener algo de qué quejarse si no tendré que amonestarle, tendrá
que enumerar sus anhelos y, si da exceso del máximo permitido, sin nada de
malos agüeros, parecerá que vive en el mismísimo cielo".
Algo confusa
intentó hilar aquella situación, poner en orden sus ideas, le había costado
muchísimo esfuerzo colocar en un cierto escalafón sus recuerdos, es decir,
olvidados para siempre los más dolorosos, en una parte estanca del cerebro
otros de poco mejor asiento, y así ir ubicándolos desde los más lejanos a los
próximos, siendo estos últimos los que mejor se veían, los que aparecían al
momento.
Durante lo
que tardan en pasar unas décimas de segundo tuvo todo un discurso interno de lo
que era y de lo que fue, de sus instancias primeras en el ayer, del enorme
esfuerzo por no volver a un anochecer de tiempos pasados, que tanto le había
supuesto dejar de languidecer.
¿Cómo les
digo que durante años, la mala suerte, el desasosiego y el infortunio fueron
mis amigos, mis fieles compañeros? lo quisiera, o no, allí estaban, donde
estaba yo, imposible desprenderme de ellos, me seguían siempre, eran mis
compañeros fieles.
Llegué a
renunciar a la expresión distendida, al beso, al abrazo a la
caricia...incomprensión, razones sin sentido, agobio me amanecían cada
mañana...¡que diga algo que no sea postrero! Con mucha entrega, con mucho
esfuerzo, con mucha compañía, con mucho cariño y con enorme entrega hacia mí,
del último al primero, he llagado hasta aquí y ahora no voy a perderlo, señor
vigilante, sancióneme, no voy a renunciar al bienestar logrado gracias a los
demás...
¡¡Circule,
por favor, circule...y, solo esta atención le pido, nunca deje de ser, o al
menos sentirse, feliz!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario